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sábado, 29 de septiembre de 2012

ESTACIONES DEL AÑO

PRIMAVERA:

Este tiempo de la vida que corre de prisa
Va dejando una estela con sin igual marca.
Ella queda para el mundo, igual que se desliza,
huellas inundadas de  fe y de esperanza.
En su apogeo mantiene el completo vigor
Como si fuera los inicios  y juventud de la vida;
En umbelas se agrupa igual que bella flor,
Cultivada en jardines de tierra consentida.

Es la primavera que cantan los turpiales,
Las alondras los canarios y sinsontes;
Son las cebas de ganados en corrales;
Son los árboles que se izan en los montes;
Son pampas cubiertas de exquisitas hierbas,
Aradas por el hombre con suficiente rigor;
son despensas de cultivos en reservas;
Y son capullos que germinan en la flor.

Es tan bella la temporada de primavera,
Que se presta para el romance entre dos:
La tertulia expresada se refleja abaniquera
Y los sentimientos de ambos, siguen en pos.
Es un cúmulo ¡en verdad! De devoción;
Pareciera que el instante nunca terminaría,
Pues se conjuga con profunda emoción;
Ya que de la primavera, embelesa su alegría.

 VERANO:

De la alegría primaveral al sofocante sudor.
De los días cortos a los días más largos.
Del clima suave al clima de calor abrazador.
Y de la ensoñación y el romance a los letargos.
Del celo donde se encubó la procreación animal,
Al cuido de los críos de familias ya nacidas;
Del tiempo del asueto al tiempo del agonal
Y las familias numerosas, a pradera cencida.

 Ya es otra etapa de la vida, es de fulgor
Porque la prole se ha crecido enseguida.
Las aves en la estancia currucutean de amor
Y las pampas se cubren de tinta colorida.
El romance que ayer nació, hoy se cristaliza.
La semilla que ayer se sembró, hoy germina.
El esfuerzo del hábil agrimensor futuriza:
Despensas llenas, y en el jardín, flor amarantina.

Del verano se rescatan: Los paseos de olla;
Los baños campestres en charcos de quebrada;
El buqué servido en elegante y vistosa charola;
Y recreación deportiva con pernoctar acampada.
En el verano también se siega lo sembrado;
Se recogen las flores que embellecerán los altares;
Se venderá en la feria: hatos de ganado cebado
Y la dulzura embotellada de mieles de los abejares.

OTOÑO:
 
Ya llenos los silos por almacenaje de cosechas
Y las arcas completas por ventas de lo cultivado;
Las tierras se preparan para iniciar barbechas
Y se reúnen las malezas en sitio seleccionado.
Los días se acortan y las temperaturas bajan;
Las lluvias se asoman para mojar lo labrado;
Y lo que ayer fue polvo las aguas hoy ablandan,
Preparando las tierras, para ser de nuevo arado.
 
Emigran las aves por el aumento del frío;
Escasea la comida y también el descobijo;
Otros lares volverán a aunar el amorío,
Otorgando alimento y un poco de cobijo.
Se vacían las plantas de sus verdosas hojas,
las praderas se cubren con su segundo heno.
De primavera y de verano, otoño es paradoja;
Mientras las partes bajas, se cubren de cieno.
 
Preparase entonces un nuevo momento:
Los ganados alimentarán del segundo heno.
Los capataces, atenderán a su asueto,
Que se hará presente, en próximo invierno,
Emigrando entonces aquellas familias
De recreo y sosiego e irán a otro lado;
Pues es tiempo de practicar las vigilias
En receso, por cansancio del tiempo pasado.

INVIERNO:

Las lluvias atropellan las estancias y praderas.
Los caudales se rebosan, la tierra se ablanda;
Por exceso de agua, destruyese las aguaderas;
Sólo de los silos almacenados, aparece la vianda.
Las haciendas se evacúan de sus moradores,
En el campo cuídale muy poco los eriales,
Los días y las noches consúmense aburridores,
Ya que en ninguna parte se celebran agonales.

Es tiempo de nostalgia y transición.
La tierra descansa, igual que el humano;
las aves han buscado otra acomodación
y los hombres han mudado hacia el altiplano.
Sólo humilde servidor: mantiene los ganados,
Tasa las comidas, otea y repara los linderos,
Conserva inmuebles y menajes abrigados,
Y reparados y colmados los abrevaderos.

Cuando estación invernal va llegando a su fin,
Aparece de nuevo el capataz en la hacienda,
Revisa y selecciona rebaños, eras y jardín
Y se prepara iniciar de nuevo, otra leyenda.
Pasaron primavera y verano aumentando arcas;
Más luego, el otoño y el invierno, mermándolas.
Esa es la vida de las estaciones en las comarcas,
Ritmo anualizado de labor, para ajustarlas.

Medellín, 16 Y 17 de marzo de 2012

 

 

sábado, 22 de septiembre de 2012

LOURDES ESPINOLA

Poeta y ensayista Paraguaya. Aunque odontóloga de profesión, desde muy joven se ha dedicado a la poesía. También colabora de manera regular en suplementos culturales y revistas literarias a nivel nacional e internacional. En 1973 apareció su primera obra: Visión del Arcángel en once puertas. A partir de esa fecha, Lourdes Espínola ha publicado varios otros poemarios que le han ganado dos premios literarios internacionales. De sus publicaciones, se destacan especialmente: Monocorde amarillo (1976), Almenas del silencio (1977), Ser mujer y otras desventuras (1985; ed. bilingüe: inglés-español), Tímpano y silencio (1986) y Partidas y regresos (1990). 

Su obra: A Vincent; In Memoriam Sor Juana; In Memoriam Simone; In Memoriam Camus;  a G. R. H.; para C. R. C.; In Memoriam Picasso; etc.
IN MEMORIAM
Sor Juana Inés de la Cruz

Y ser y no.
Ser mujer,
con manuscritos de internas visiones
nombrando la experiencia.
Traduces lenguas de tragedia,
mujer abriéndose
como ostra
que lleva
su cárcel por dentro.
El resto: soledad,
verbo y polvo
masticando los años.

Repetición de ademanes, miradas o palabras.
Con defensas en alto,
con mis viejas trampas
(acechos que creía ya dormidos).
Tus ojos, lengua de Eros,
con su llama verde apenas contenida.
Vienes rompiendo las murallas
de tímpanos vacíos
en las interminables venas del insomnio.

Estabas y no estás:
ni mis amores,
ni el feroz arañazo del recuerdo
te atrapó con tal fuerza y te retuvo.
Ni el hallazgo
de calladas memorias vegetales,
ni las piedras
calientes y redondas.
Ni el asombro del árbol orgulloso
mostrando
verdes frutos,
flores,
pistilos y raíces.
Nada.
Caminé avergonzada,
Casi como desnuda,
Con mejillas
con párpados,
Con pestañas,
con lágrimas.

Esclava de caprichos de tu verbo
mordiendo las arterias:
me penetras,
me curas,
me sojuzgas.
Fiel, triste, sombra a mi costado,
me cortas con tu filo;
me sangras
y modelas.
Sólo necesito tu venenoso beso, Poesía:
el aire está de más
cuando te tengo.

Como tierra maldita,
el centro de tu útero.
Como interminables esclavos
sin valor de mercado:
mujeres
pasan a otras manos,
pero nunca las suyas
aprisionarán su propio destino.

Tanto tiempo jugando a tus trampas,
tretas y vestiduras.
Te he mirado, Poesía, en ese instante,
justo antes de que tú me atrapes.
Despacio me seduces;
ni siquiera mi hombre se dio cuenta
que me envenenas
y me llevas traicionera
hasta el nunca más
de mi propio deseo.





sábado, 8 de septiembre de 2012

LA MISION DE MI ALMA

Aquella energía invisible
que corre por todo mi ser;
ausente de masa movible,
genera existencia, genera que hacer.

Sin esta energía mi ser muere.
O mejor dicho, cuando muero
esa energía se va... ¡doquiere!
Y mi cuerpo vuelve al suelo a cero.

Fui creado para hacer en esta tierra
una gestión. El espíritu en ese momento
al engendrarse a otro cuerpo se aferra

y se adentra en la luz que avanza,
para estribar del motivo el fundamento
que es la misión de mi alma.

Medellín, 18 de marzo de 2006


 

sábado, 25 de agosto de 2012

MAESTRO RAMON VASQUEZ

La fortuna de Ramón: Un pincel, una paleta
con orificio para el pulgar y una base para el tinte,
en donde con maestría, repliega las tintas
para manchar el lienzo.

Manchas no…, tal vez sí, pero también líneas:
Trazos creadores de contornos y manchas
para crear fisonomías. Y una rúbrica igual,
que se atemperará en la eternidad.
 
¡Excelso maestro!: Admiro tu pintura,
que son rasgos poéticos desprendidos
del alma en momentos de sueños.

Noventa años: ¡Que andar tan diestro!
Para esta Antioquia “grande y altanera”
También tierra de Gregorio, Epifanio y Botero.

 Medellín, 25 de agosto de 2012

 

sábado, 18 de agosto de 2012

JUANA FERNANDEZ MORALES DE IBARBOUROU

Llamada Juana de Ibarbourou, poetisa Uruguaya, nace en Melo Uruguay en 1895 fallecida en Montevideo en 1979, a la edad de 84 años. A los 24 años contrajo matrimonio con el capitán Lucas Ibarbourou, del cual tomó su apellido para rubricar su obra poética.

Se inicia escribiendo poesía para los periódicos de Uruguay, especialmente el periódico La Razón. En 1919 publica: Las lenguas de diamante: … Bajo la luna-cobre, taciturnos amantes,/ con los ojos gimamos, con los ojos hablemos./ Serán nuestras pupilas dos lenguas de diamantes/ movidas por la magia de diálogos supremos.; 1920: El libro en prosa: Cántaro Fresco y en 1922: Raíz Salvaje: … ¡Ay, quisiera llevarte conmigo/ a dormir una noche en el campo/ y en tus brazos pasar hasta el día/ bajo el techo alocado de un árbol!...

En su trabajo se observa poesía modernista, la influencia de Rubén Darío de Juan Ramón Jiménez, pero en su propio estilo.

Le canta al amor a la maternidad a la naturaleza a la belleza física. En 1929: En el Palacio Legislativo de Uruguay, en ceremonia presidida por el poeta Uruguayo Zorrilla de San Martín, con la participación del Mexicano Alfonso Reyes, y con la rúbrica del Colombiano: José Vargas Vilas, los Peruanos: Ventura García y José Santos Chocano, se le proclamó como “Juana de América”.

Su poesía evolucionó al vanguardismo, rosando en imágenes surrealistas. Cantó a la virgen a San Isidro a la Biblia; y en 1934: cambió a la poesía mística.

Se publicaron sus libros: en 1950: Perdida, 1953: Azor, 1955: Romance del Destino; En 1953: En Madrid, se publicaron sus obras completas.

En 1950: Fue presidenta de la Sociedad Uruguaya de Escritores. En 1955: Fue premiada en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. En 1959: Se le otorgó el Gran Premio Nacional de Literatura. Su prosa se enfocó hacia el público infantil, 1927: Epistolario; 1944: Chico Carlo.

Su poesía es de una elocuencia maravillosa, con un estilo muy propio y a veces erótica. Fue muy admirada por los poetas españoles: Miguel de Unamuno: Leí su libro Las lenguas de diamantes: “primero con desconfianza y después con interés”, Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca.

Su obra poética: Amémonos; Amor; Así es la rosa; Bajo la lluvia; Como la primavera; El fuerte lazo; Estío; Hora morada; La cita; La enredadera; La hora; La promesa; Lacería; Las cuatro alas de abeja; Las Lenguas de diamante; Lo que soy para ti; Melancolía; Noche de lluvia; Raíz Salvaje; ¿Sueño?; Supremo triunfo; etc.

Catar este rico canto de nuestra “Juana de América” es la lúdica que se desparrama fresca, alegre, abierta como pétalos en florescencia de una pubertad. Pubertad, que deberá permanecer siempre como tal, sea cualquiera la edad de la persona. Por eso estos cuatro cantos se adaptan al ser en cualquiera época. ¡Declámelos! en la intimidad de su estudio, para que sienta esta gustación romántica. 

COMO LA PRIMAVERA

Como un ala negra tendí mis cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste
diciéndome luego:

-¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
porque acaso en ellas exprimiste un zumo
retinto y espeso de moras silvestres?


¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Qué perfume usas?

Y riendo le dije:
-¡Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.


Este olor que sientes es de carne firme,
de mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
las mismas fragancias de la primavera!

 TE DOY MI ALMA

Te doy mi alma desnuda,
como estatua a la cual ningún cendal escuda.

Desnuda como el puro impudor
de un fruto, de una estrella o una flor;

de todas esas cosas que tienen la infinita
serenidad de Eva antes de ser maldita.

De todas esas cosas,
frutos, astros y rosas.

Que no sienten vergüenza del sexo sin celajes
y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.

¡Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena
que tuviera una intensa blancura de azucena!

¡Desnuda, y toda abierta de par en par
por el ansia de amar!

LA HORA

Tómame ahora que aun es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.

Tómame ahora que aun es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.

Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

Ahora que mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.

Después..., ¡ah, yo sé
que ya nada de eso mas tarde tendré!

Que entonces inútil será tu deseo,
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.

¡Tómame ahora que aun es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿No ves
que la enredadera crecerá ciprés?

AMOR

El amor es fragante como un ramo de rosas.
Amando, se poseen todas las primaveras.
Eros trae en su aljaba las flores olorosas
de todas las umbrías y todas las praderas.

Cuando viene a mi lecho trae aroma de esteros,
de salvajes corolas y tréboles jugosos.
¡Efluvios ardorosos de nidos de jilgueros,
ocultos en los gajos de los ceibos frondosos!

¡Toda mi joven carne se impregna de esa esencia!
Perfume de floridas y agrestes primaveras
queda en mi piel morena de ardiente transparencia

perfumes de retamas, de lirios y glicinas.
Amor llega a mi lecho cruzando largas eras
y unge mi piel de frescas esencias campesinas.


viernes, 10 de agosto de 2012

CON EL FLAGELAR

Fustigo mi dolor profundamente
apartándole del seno de mi ser.
Cuántas veces me ha hecho padecer,
aún con la fe dentro de mi mente.
 
          ¡Oh momento tutelar que requiero!,
          para sanar el yo en meditación.
          Y al tenerle a él en comprensión,
          vences el turbión del mal con esmero.

Ya la angustia no será remolona
y huyendo buscará otro sitio,
encontrando quizás allí propicio,

          un lugar apto a la encerrona
          que en mi mente no puede enclocar
          porque le expulso con el flagelar.


5 de febrero de 1992


viernes, 27 de julio de 2012

EDUARDO CARRANZA FERNANDEZ

Nace en Apiay, Llanos Orientales Colombianos en 1913 y fallece a los 72 años en Bogotáen 1985, fue bautizado con el nombre de Januario Eduardo. En 1918 muere su señor padre; doña Mercedes, su madre, se traslada con su familia al municipio de Chipaque Cundinamarca. Comienza su escolaridad en el colegio La Presentación de las Hermanas de la Caridad. En su poema El sol de los venados, Eduardo Carranza (nombre poético que toma olvidándose de Januario) recuerda a Cáqueza y su río. 
A los 12 años, 1925, es becado e internado en la Escuela Normal Central regentada por hermanos cristianos en Bogotá.
A los 14 años, 1927, inicia sus prácticas de maestro de escuela en el instituto anexo a la Normal.
A los 18 años, 1930, se gradúa con el título de Maestro de Escuela Elemental y se radica en Ubaté Cundinamarca como vice-rector. Se inicia en la poesía y ha escrito Poema con una sola mano.
A la edad de 19 años, 1932, dicta literatura Española y Universal en el Colegio Nuestra Señora del Rosario. Participa en las tertulias literarias que se reúnen en el café Victoria donde conoce a Tomás Rueda Vargas. También incursiona en la política. Funda Acción Nacionalista Popular, 1933 a 1939.
A los 25 años, 1938,  dirige en compañía de Jorge Rojas y Carlos Martín, Altiplano, Gaceta Literaria. Dirigió también la Revista del Rosario, la Revista de las Indias, la Revista de la Universidad de los Andes y el "Suplemento Literario" de El Tiempo, diario del que fue columnista, así como lo fue de los diarios ABC de Madrid y El Nacional de Caracas.
A los 26 años, 1939, con los poetas de la época, bajo la dirección de Jorge Rojas, hacen circular, las ediciones Piedra y Cielo, además aparecen textos poéticos de Tomás Vargas Osorio y Arturo Camacho Ramírez.
Para ese entonces, la poesía tenía especial mención en los periódicos que se editaban: no solamente daban a conocer las obras poéticas, sino que habrían espacios para que los poetas opinaran.

A los 28 años, 1941, se convierte en el eje poético del país. Publica en El Tiempo un texto defendiendo la poesía de Eduardo Castillo y criticando la de Guillermo Valencia. Baldomero Sanín Cano lo controvierte y el poeta se defiende con un nuevo artículo que titula Un Caso de Bardolatría. Juan Lozano y Lozano arremete contra los  piedracelistas.
A los 30 años, 1943, es elegido miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. Se casa con Rosita Coronado en la ciudad de Armenia. Viaja a Chile donde desarrolla una vida literaria alrededor de Neruda, Vicente Huidobro y Nicanor Parra, entre otros. Se desempeña como profesor de literatura hispánica en el Instituto Pedagógico de Chile. Retorna a Colombia y es nombrado director de la Biblioteca Nacional.
Es nombrado consejero cultural en la Embajada en España, para donde se traslada con su familia. A partir de ese momento toda su vida gira en la diplomacia y en los congresos literarios.
A los 45 años, 1958, regresa a Colombia, posesionándose en la Academia Colombiana de la Lengua.
A los 48 años, 1961, presenta el libro Si mañana despierto del poeta Jorge Gaitán Durán y al año siguiente recibe los restos del anteriormente homenajeado que muere en un accidente de aviación.
A los 57 años, 1970, la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá, le encarga el prólogo de la obra poética de Julio Flórez.
Pasó de la poesía modernista Francesa a la hispánica clásica moderna.
Su producción poética está contenida en las siguientes obras:
1939: Seis elegías y un himno; 1947: Diciembre azul; 1957: El olvido y la alhambra; 1967: La poesía del heroísmo y la esperanza; 1968: El corazón escrito; 1970: Los pasos cantados; 1973: Los días que ahora son sueños: 1974: El olvido y otros poemas; 1975: Hablar soñando y otras alucinaciones; 1976: Leyendas del corazón y otras páginas abandonadas; y 1978: Un corazón de patria y de melancolía.
A los 72 años, 1985, fallece el maestro. En Bogotá.
En 1986, publicación póstuma: Visión estelar de la poesía colombiana: Compilación de ensayos, crónicas y notas críticas.
En 1990, el gobierno colombiano crea el Premio Eduardo Carranza de Literatura, ganado en su primera edición por el escritor español José Antonio Gabriel con la novela Muchos Años Después. 

SONETO CON UNA SALVEDAD 

Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.

Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.

Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.

Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.
 

ES MELANCOLÍA 

Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire
se llamará melancolía.

Escribiré en el vino rojo un nombre:
el tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.

Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.

Esta mano lejana, de otro mundo
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.

Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.

Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.



SENDEROS PRIMAVERALES

  Fuente Escondida Iba recorriendo senderos primaverales una tarde florida… Cuando en una fuente escondida hallé, en ensortijados de e...