
Yo soy un rehalero de tus virtudes:
Tu prudencia, con que juzgas rectamente;
Tu justicia, con que das lo que corresponde;
Tu fortaleza, con la cual siempre perseveras;
Tu alegría, con la que tranquilizas la conciencia;
Tu templanza, con la que moderas los placeres;
Tu perseverancia, con la que al caer te levantas;
Tu sobriedad, con la que dominas la arrogancia.
Por eso y mucho más en mi rebaño,
Te he aceptado como humilde rehalero.
Medellín, 29 de marzo de 2011