Nace
en Apiay, Llanos Orientales Colombianos en 1913 y fallece a los 72 años en
Bogotáen 1985, fue bautizado con el nombre de Januario Eduardo. En 1918 muere
su señor padre; doña Mercedes, su madre, se traslada con su familia al
municipio de Chipaque Cundinamarca. Comienza su escolaridad en el colegio La
Presentación de las Hermanas de la Caridad. En su poema El sol de los venados, Eduardo Carranza (nombre poético que toma
olvidándose de Januario) recuerda a Cáqueza y su río.
A
los 12 años, 1925, es becado e internado en la Escuela Normal Central regentada
por hermanos cristianos en Bogotá.
A
los 14 años, 1927, inicia sus prácticas de maestro de escuela en el instituto
anexo a la Normal.
A
los 18 años, 1930, se gradúa con el título de Maestro de Escuela Elemental y se
radica en Ubaté Cundinamarca como vice-rector. Se inicia en la poesía y ha
escrito Poema con una sola mano.
A la edad de 19 años, 1932,
dicta literatura Española y Universal en el Colegio Nuestra Señora del Rosario.
Participa en las tertulias literarias que se reúnen en el café Victoria donde
conoce a Tomás Rueda Vargas. También incursiona en la política. Funda Acción
Nacionalista Popular, 1933 a 1939.
A los 25 años, 1938, dirige en compañía de Jorge Rojas y Carlos
Martín, Altiplano, Gaceta Literaria. Dirigió también la Revista del
Rosario, la Revista de las Indias, la Revista de la Universidad
de los Andes y el "Suplemento Literario" de El Tiempo,
diario del que fue columnista, así como lo fue de los diarios ABC de
Madrid y El Nacional de Caracas.
A los 26 años, 1939, con los
poetas de la época, bajo la dirección de Jorge Rojas, hacen circular, las
ediciones Piedra y Cielo, además
aparecen textos poéticos de Tomás Vargas Osorio y Arturo Camacho Ramírez.Para ese entonces, la poesía tenía especial mención en los periódicos que se editaban: no solamente daban a conocer las obras poéticas, sino que habrían espacios para que los poetas opinaran.
A los 28 años, 1941, se
convierte en el eje poético del país. Publica en El Tiempo un texto defendiendo
la poesía de Eduardo Castillo y criticando la de Guillermo Valencia. Baldomero
Sanín Cano lo controvierte y el poeta se defiende con un nuevo artículo que
titula Un Caso de Bardolatría. Juan
Lozano y Lozano arremete contra los piedracelistas.
A los 30 años, 1943, es
elegido miembro de la Academia Colombiana de la Lengua. Se casa con Rosita
Coronado en la ciudad de Armenia. Viaja a Chile donde desarrolla una vida
literaria alrededor de Neruda, Vicente Huidobro y Nicanor Parra, entre otros. Se
desempeña como profesor de literatura hispánica en el Instituto Pedagógico de
Chile. Retorna a Colombia y es nombrado director de la Biblioteca Nacional.
Es nombrado consejero cultural
en la Embajada en España, para donde se traslada con su familia. A partir de
ese momento toda su vida gira en la diplomacia y en los congresos literarios.
A los 45 años, 1958, regresa a
Colombia, posesionándose en la Academia Colombiana de la Lengua.
A los 48 años, 1961, presenta el
libro Si mañana despierto del poeta
Jorge Gaitán Durán y al año siguiente recibe los restos del anteriormente
homenajeado que muere en un accidente de aviación.
A los 57 años, 1970, la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá, le encarga el prólogo de la obra poética de Julio Flórez.
A los 57 años, 1970, la Biblioteca Luis Angel Arango de Bogotá, le encarga el prólogo de la obra poética de Julio Flórez.
Pasó de la poesía modernista
Francesa a la hispánica clásica moderna.
Su producción poética está
contenida en las siguientes obras:
1939: Seis elegías y un himno;
1947: Diciembre azul; 1957: El olvido y la alhambra; 1967: La poesía del
heroísmo y la esperanza; 1968: El corazón escrito; 1970: Los pasos cantados;
1973: Los días que ahora son sueños: 1974: El olvido y otros poemas; 1975:
Hablar soñando y otras alucinaciones; 1976: Leyendas del corazón y otras
páginas abandonadas; y 1978: Un corazón de patria y de melancolía.
A los 72 años, 1985, fallece
el maestro. En Bogotá.
En 1986, publicación póstuma:
Visión estelar de la poesía colombiana: Compilación de ensayos, crónicas y
notas críticas.
En 1990, el gobierno
colombiano crea el Premio Eduardo Carranza de Literatura, ganado en su primera
edición por el escritor español José Antonio Gabriel con la novela Muchos Años
Después.
SONETO CON UNA SALVEDAD
Todo está bien: el verde en la pradera,
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.
el aire con su silbo de diamante
y en el aire la rama dibujante
y por la luz arriba la palmera.
Todo está bien: la frente que me espera,
el agua con su cielo caminante,
el rojo húmedo en la boca amante
y el viento de la patria en la bandera.
Bien que sea entre sueños el infante,
que sea enero azul y que yo cante.
Bien la rosa en su claro palafrén.
Bien está que se viva y que se muera.
El Sol, la Luna, la creación entera,
salvo mi corazón, todo está bien.
ES MELANCOLÍA
Te llamarás silencio en adelante.
Y el sitio que ocupabas en el aire
se llamará melancolía.
Escribiré en el vino rojo un nombre:
el tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.
Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.
Esta mano lejana, de otro mundo
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.
Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.
Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.
Y el sitio que ocupabas en el aire
se llamará melancolía.
Escribiré en el vino rojo un nombre:
el tu nombre que estuvo junto a mi alma
sonriendo entre violetas.
Ahora miro largamente, absorto,
esta mano que anduvo por tu rostro,
que soñó junto a ti.
Esta mano lejana, de otro mundo
que conoció una rosa y otra rosa,
y el tibio, el lento nácar.
Un día iré a buscarme, iré a buscar
mi fantasma sediento entre los pinos
y la palabra amor.
Te llamarás silencio en adelante.
Lo escribo con la mano que aquel día
iba contigo entre los pinos.
Eduardo Carranza es un poeta mayor. Sus versos frescos, son de una belleza infinita.
ResponderEliminarFue siempre un maestro, literalmente hablando, alucinado por la poesía. Su compromiso con la literatura es casí religioso. vive para la poesía y lo más importante son sus versos:
veces cruza mi pecho dormido
una alada magnolia gimiendo,
con su aroma lascivo, una campana
tocando a fuego, a besos,
una soga llanera
que enlaza una cintura
una roja invasión de hormigas blancas,
una venada oteando el paraíso
jadeante, alzado el cuello
hacia el éxtasis,
una falda de cámbulos
un barco que da tumbos
por ebrio mar de noche y de cabellos,
un suspiro, un pañuelo que delira
bordado con diez letras
y el laurel de la sangre,
Estos versos son de una hondura, reflejan el arraigo, el amor por su tierra. Que bueno que lo haya traido a colación. La poesía colombiana le debe mucho a este poeta riguroso. Muy bien. CESAR BUSTAMANTE