Manizales,
1880 a 1940. Hijo de Ignacio y Ana y casado con Inés Jaramillo Montoya. Abogado,
escritor, periodista, político, orador, ensayista, panfletista y poeta. Hizo
parte de la manifestación cultural que se identifica con la gloria literaria
del gran Caldas, es considerado el más grande de los caldenses. Estudió en el
colegio Santo Tomás de Aquino de Manizales.
Participó
en la guerra de los mil días y obtuvo el grado de oficial superior.
Como
periodista y con su vasta cultura, fue director del diario La Patria y
colaborador del Eco Republicano, La Revista, El Siglo y La Revista Colombiana.
Como político, en 1903 fue Personero de su tierra natal, miembro de la Asamblea
Constituyente de 1910, Senador en varios períodos, ministro de Obras Públicas en el gobierno del
General Pedro Nel Ospina, 1922; el cual marcó las pautas para el desarrollo del país a partir de
un plan, bajo la dirección de sus dos ministros del ramo, Aquilino Villegas y
Laureano Gómez. Militante y
defensor del Partido Conservador. Como poeta, fue contertulio de la Gruta
Simbólica, galardonado por versos propios y traducciones: Hombre de vasta
cultura, prosista y bardo Parnasiano.
Dentro
de su obra se conoce: Creado en Roma: “Parábola de los asnos cargados de cosas
preciosas” y su versión “Agonía de D’Anbunzio”.
1933: Obras
Escogidas. 1934: Los libros: ¿Por qué soy conservador? Y la Moneda Ladrona;
Ensayo sobre la sicología Bolivariana;
40 años de opinión; obras: póstumas: 1961: Escritos políticos; 1980: Las
letras; la ciudad y los héroes. Otras obras: La Bella Durmiente; Balada de la
mala reputación; Antifonario; Oración a la Catedral de Manizales; Agonía de
D’Annunzio, premiada en 1904 en los juegos florales de la ciudad; Las Letras y
los Hombres; entre otras.
BALADA DE LA MALA
REPUTACIÓN
Turba de burdos
y patanes,
canalla vil de altos y bajos,
especieros ricachos, truhanes,
letrados sin letras, pingajos,
voy a hablaros sin ton ni son
y sin muchísimos afanes
de mi mala reputación.
Por Apolo y sus
santos manes
juro, burgueses, estropajos,
inmundos, judíos, gañanes
periodistas que me dais tajos
rudos, vendidos arrendajos,
juro, repito, que razón
tenéis en hablar, perillanes,
de mi mala reputación.
Yo piso la
tierra, rufianes,
duro y seco; no los cascajos
hieren mis plantes que titanes
graves destripan renacuajos,
por caminos y por atajos
sin ninguna mala intención.
No me guardo con talismanes
de la mala reputación.
Mi lengua azota,
ganapanes,
y espolvorea los andrajos
de vuestras almas; mis desmanes
son carmines espantajos
que me quitan los calandrajos
de delante; tenéis razón
en helaros hasta los cuajos
por mi mala reputación.
Envío:
¡Príncipe! Échame diez jayanes
a las barbas, o una legión
de piojosos y hambrientos canes:
¡guay! con los fieros ademanes
de mi mala reputación.
Los estetas
pelafustanes
que vais royendo los zancajos
a una plebe de almas inanes
cuyo espíritu, cual dornajos
inmundos, huele a cebo y ajos,
prestadme también atención
que allá va el hueso, horda de canes,
de mi mala reputación.
Y los que
escondéis entre alanes
un alma mediocre, de bajos
sueños, alma de sacristanes;
los que apagáis entre lazajos
rojos y rezos, y cintajos
los latidos del corazón,
creed ¡oh dulces alacranes!
en mi mala reputación.
Sople, soplen
los huracanes
sobre mi frente, que los gajos
de los enhiestos arrayanes
aman tan solo, y no los bajos
líquenes pisados de grajos.
Como el ápice de un peñón
que me azoten los huracanes
de mi mala reputación.
POEMA SUELTO
TRADUCIDO:
SI...
Si puedes estar firme cuando tiemblen de miedo
todos te señalen con vengativo dedo;
si cuando todos duden de ti, tú dices: Puedo
confiar en mí, y dejarlos en su pobre opinión;
si sabes esperar sin cansar la esperanza;
si contra la calumnia no opones la venganza;
si sabes ser odiado sin odiar; si en balanza
calculas tus miradas, de tu palabra el son.
Y puedes soñar sin vivir de tu sueño;
si haces de tu pensar un esclavo y no un dueño;
si al triunfo y al desastre con semblante risueño
-a ese par de impostores- los sabes domeñar;
si, frío, puedes ver la verdad de tu boca
urdida en redes para la muchedumbre loca,
o el barco de tu vida roto contra la roca
con el mellado escoplo volver a comenzar.
Si sabes arriesgar tu fortuna a montones
al azar misterioso de los pares y nones
y comenzar de nuevo a acumular doblones
y de tu desventura no murmurar después;
y si forzar pudieres tu corazón, tu anhelo,
tus nervios moribundos a servirte con celo.
¡Adelante! Aunque todo rodara por el suelo,
salvo el QUERER que grita para ti, ¡Vamos pues!
Si la plebe no mancha tu corazón erguido;
si el honor de los reyes no te roba el sentido;
si amigos y enemigos no te encuentran rendido;
si das la mano al hombre sin besarla jamás;
si puedes llenar cada minuto inaplazable
con sesenta segundos de vigor implacable...
La tierra será tuya y cuanto en ella es dable,
y lo que es más, un HOMBRE, hijo mío, serás.
Rudyard Kipling (India, 1865 - 1936)
Nobel de Literartura en 1907
Versión de Aquilino Villegas