Solo en la poesía se descubre la esencia de la existencia humana y la palabra adquiere el sentido primigenio que le fue robada por la razón instrumental.
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sábado, 9 de octubre de 2010
OCTAVIO AMORTEGUI ROJAS
Nace en Bogotá el 19 de febrero de 1901 y muere en Celaya México en 1990. En su juventud se relaciona con su generación, compartiendo veladas con León de Greiff y Rafael Maya.
Estudia en Europa y alcanza varios diplomas; entre ellos, el de la Escuela de Altos Estudios Sociales de Paris, el de Historia del Arte de la Sorbona, el de la Academia Colombiana de la Lengua, el del Arquitecto del Templo de Salomón de los Valles de Buenos Aires, el de la Comunidad Latinoamericana de Escritores y el de la Universidad Nacional de México por la difusión radiológica de los valores Colombianos.
Fue poeta, diplomático, académico, prosista, dramaturgo y cuentista urbano y psicológico.
Junto con Rafael Vásquez, José Umaña Bernal, Germán Pardo García, Juan Lozano y Lozano y Alberto Angel Montoya pertenecieron a “El grupo de los Nuevos”.
Publicó entre otras obras: en 1924: Patios de Luna; en 1932 en Barcelona: Ultramar, versos marinos; en 1943 en verso: Trece Poemas; terminando la década del 40 publica en Prosa: El Demonio Interior y Fray Simplicio y otros ensayos.
Cantico Primaveral selecciona de toda su obra, VESPERAL, y le invita a entretenerse, ¡es maravilloso!:
VESPERAL
Desgranaba un turpial en el sendero
Una canción que le aprendió a la fuente,
Y en el viejo jardín convaleciente
Daba todo su aroma un limonero.
Ebrio de sol, el aire jardinero
Incensó de azahares el ambiente
Y cuando la oración curvó su frente
Lloró la tarde su mejor lucero.
Hora de indefinibles añoranzas:
Porque bajó de la montaña, pura,
Rezó el agua sus bienaventuranzas…
Y el cielo fue tan diáfano y profundo
Que humedeció su azul, hecho ternura
La mirada del Padre sobre el mundo.
sábado, 2 de octubre de 2010
AL BORDE DE LA MUERTE
La vida asciende en espiral
de manera por demás diáfana;
comenzando en la edad natal
va creciendo etapa por etapa.
El paso de cambio de ese estado,
no se percibe.
Es tan nítido ese pasado
en la gente que vive
que nadie parece asombrarse,
cuando de niño se pasa a la vejez.
¡Todo es posible! En el acostumbrarse.
Pero seguimos aferrados a la mente
de no entender tan clara nitidez,
cuando estamos al borde de la muerte.
Medellín, 29 de enero de 2006
domingo, 26 de septiembre de 2010
ADOLFO LEON GOMEZ
Nació en Pasca en 1857 y murió en Aguas de Dios en 1927 (ambos municipios de Cundinamarca).
Poeta: Tierno, melancólico y sentimental. Cantor del dolor y de la tristeza en forma clara y sencilla. Poeta popular.
Nieto de Josefa Acevedo de Gómez.
Se cuenta de él, que anduvo todos los géneros de la literatura: Poesía, fábula, teatro, cuento, ensayo, incluso zarzuela (Nobleza Obliga), traductor (El canto del gallo de Edmond Haraucourt).
Además, reconocido jurista y fogoso parlamentario, Magistrado de la Corte Suprema, Senador, Presidente de la Academia Colombiana de Historia y de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.
Decía: Las quejas es señal de debilidad y apocamiento. Los espíritus bien templados no se quejan nunca.
Muchas son sus obras, menciono tan sólo Enterrados vivos: Con el pavor con que se oprime el alma sólo al pensar en enterrados vivos cuando de noche, junto al camposanto se escucha algún gemido, debes temblar al escuchar el nombre de la prisión perpetua en donde gimo y orar por mí diciendo: ¡Desgraciado, si lo enterraron vivo!
Y recrearnos con Las Aves Políticas:
LAS AVES POLITICAS
(Adolfo León Gómez. Publicado el 8 de diciembre de 1915 en Bogotá
y luego en ¿SABIA USTED? de El Colombiano por Samuel Arango M)
Trabase entre las aves de rapiña
por cosas de política una riña.
El cóndor y el halcón y los milanos
y el buitre, de los aires soberanos,
luchaban con el águila altanera
sobre cuál mayor mérito tuviera
para asumir en situación bien crítica
la plena dirección de la política.
Al fin de mucho tiempo que perdieron
discutiendo, prudentes convinieron
en hacer al Tonante alguna ofrenda
para que él decidiera la contienda.
Júpiter, en efecto, el expediente
Estudio cuidadosa y lentamente
y al fin dijo:
Los buitres por hambrientos
son políticos malos; por violentos
lo son también el cóndor y el milano;
y el águila viviendo en las alturas
prueba que en la política está a oscuras,
pues no lidia el político en el cielo,
sino siempre arrastrándose en el suelo.
Jefe, por tanto mi sapiencia nombra
y en medio a la tiniebla de sus actos
sepa vivir de cuerpos putrefactos.
Dirimo pues la ardiente escaramuza
designando por jefe a la lechuza.
Quien jefatura anhele de partido,
debe verse en lechuza convertido,
puesto que la política es tan solo
sombras, intrigas, adulación y dolo.
sábado, 18 de septiembre de 2010
EL CORAZON
Te miré:
Y tus labios mostraron una sonrisa
que admiré,
como cuando con sol refresca la brisa.
Quise verter
sobre tu boca un dulce beso
que al arder
en mí, la pasión me cautivó.
¿Cómo poder entender?
lo que descubro en mi
en todo mi ser,
un frenesí
hecho de amor y comprensión,
al entregarte a ti el corazón.
9 de enero de 1990
sábado, 11 de septiembre de 2010
JOSE JOAQUIN ORTIZ
Colombiano nacido en Tunja en 1814 y muerto en Bogotá en 1892. Con Eusebio Caro y Julio Arboleda formó el trío de los mejores poetas románticos de la Nueva Granada.
Periodista especialmente en temas políticos, estudió humanidades en el Colegio del Rosario. Fundó y colaboró como redactor en El Correo de los Andes, El Porvenir, La ciudad, El Conservador, El Día, El Cóndor, El Catolicismo y La Estrella Nacional (el primer periódico literario de Colombia). Fue en varias ocasiones Representante a la Cámara, conservador insigne.
Sus obras: Mis horas de descanso (1834) y Poesías (1880). Vulgarizador de la literatura colombiana; preparó antologías de poesía, como Parnaso granadino y La Guirnalda. Editó dos volúmenes con la poesía de José Eusebio Caro y Luis Vargas Tejada.
Novelista: María Dolores o la historia de mi casamiento, y Huérfanos de madre (1848).
Dramaturgo: Sulma y El Oidor de Santafé.
Poesía: Su obra poética comprende más de cuarenta (40) poemas, de las cuales canticoprimaveral, se atrevió a seleccionar una (1), para continuar la lúdica en este blog:
GALILEO
En alta torre alzado, en noche umbría,
El ojo armado de su activo lente,
Revuelta a Venus la serena frente,
A Galileo absorto se veía.
El astro en tanto en su órbita corría
De vivísima luz entre un torrente,
Y el viejo, en su balanza omnipotente,
Su volumen y fuerza audaz medía.
Los ángeles del cielo que lo vieron
Del planeta seguir las claras huellas,
Por un simple mortal no lo tuvieron;
Y Él dobló su rodilla a las estrellas,
Porque sus ojos de águila leyeron
El nombre del Señor escrito en ellas.
sábado, 28 de agosto de 2010
CONSTRUYENDO PAZ
Que tan bueno es soñar un momento con la paz
Interna y externa. En el corazón y en la mente.
La interna: fuera de rencores, odios y durezas;
Y la externa: sin crímenes, vicios y secuestros.
Ambas, como la pluma que vuela ondulante en el espacio:
Suavidad… Lene suavidad.
Un instante de pensamientos y actos cero. Replicables.
¿Qué lugar habrá en el mundo, algo feraz,
En donde sólo se haga acto deo volente
Sin pasión, todo en calma y cúmulo de purezas
O lugares señalados como maestros
En donde cunda ejemplos dado a otros como solacio ?
Son exclusivos… Pura y sana exclusividad.
Amplitud en esos extensos estados. Duplicables.
Y sí no se encuentran, ¿cómo poder hacerlos?
Para la interna: En todas partes. En cada uno de los seres.
Para la externa: Hay que nacerlos,
Brotarlos de la amada tierra, como si fueran géiseres.
Medellín, 4 de agosto de 2010
sábado, 21 de agosto de 2010
LUIS VARGAS TEJADA
Luis Vargas Tejada, nació en Bogotá en el seno de una familia humilde el 27 de noviembre de 1802, y murió ahogado en la Orinoquía Colombiana en diciembre de 1829, huyendo de la ira del Libertador por haber participado en la conspiración de 1828. Escasos 27 años de vida, para tener una extraordinaria cultura. De mente precoz para el aprendizaje. Su madre dirigió su instrucción después de comenzar la revolución independista de 1810. Se apoyó en sus amigos para aprender lenguas clásicas y modernas y artes líricas, dramatúrgicas y literarias. Con José Fernández Madrid fue el iniciador del teatro nacional.
Al mismo tiempo de comenzar su vida literaria, inicia actividades políticas, fue secretario privado de Francisco de Paula Santander en 1823; en 1824 es designado secretario del Senado. En 1828 es elegido diputado para la Convención de Ocaña y para acompañar a Santander, como delegado de Colombia, ante el gobierno de Estados unidos.
Autor de obras de teatro: la comedia “Las convulsiones” representada en 1828, con éxito total; “Sugamuxi”; “Doraminta” entre otras. Además, fue fabulista, comediógrafo, dramaturgo y poeta. En poesía: Al anochecer (su obra cumbre), Recuerdos, El Buey de Carga, entre otras. Toda su obra poética y teatral, la publicó Don José Joaquín Ortiz en 1857. Deleitemos su poema cumbre:
AL ANOCHECER
Ya muere el claro día
tras la cumbre empinada de los cerros,
y en rústica armonía
saludan su esplendor que se despide
los sencillos pastores.
Los zagales y perros
conducen el ganado a la majada;
el tardo insecto que la tierra mide
de su morada oscura,
por gozar de la brisa
de la noche, a salir ya se apresura.
Ostenta su hermosura,
en medio al tachonado firmamento,
la cándida lumbrera
que desde su alto asiento
refleja suavemente
la luz que esparce la encendida esfera.
¡Ay, de cuán refulgente
brillo refleja ufana
su tersa faz galana!
¡Mírala, Clori! En su belleza mira
la imagen del hechizo lisonjero
que tu semblante inspira.
¡Qué lánguido suspira
el céfiro ligero
que los arbustos mueve,
mientras sus ramas baña
el fresco aljófar que la tierra embebe!
Allí la blanda caña
hacia la fuente su cabeza inclina,
y a la avecilla que en su mimbre posa
su propia imagen sin cesar engaña
retratada en el agua cristalina.
Cierra la tierna rosa
su cáliz perfumado,
y esconde ruborosa
el ámbar deseado;
¡ay, cuanto más se oculta es más hermosa!
Vamos a la colina
que baña suave la sidérea lumbre,
al pie de aquella encina
que erguida allá se empina,
coronando del cerro la alta cumbre,
o allá donde el torrente,
saliendo de la breña,
por el peñón tejado se despeña.
Allá nos sentaremos, Clori mía,
y disfrutando las tranquilas horas
que mece en su regazo la alegría,
nuestro tímido acento juntaremos
a las voces canoras
con que el bosque resuena;
allí repetiremos
la tierna cantinela
que afables entonaron los pastores,
cuando, concluida mi gravosa pena,
coronó la fortuna mis amores.
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