¡QUE LASTIMA!
Que lastima que las Altas Cortes colombianas, tengan que
investigar a un partido de Colombia, por publicidad engañosa en la realización
de una votación por la paz. Si para ese proceso también se emplean ardides,
cómo será para lo demás.
Sale un connotado dirigente de ese partido, que fue
vicepresidente de la república a decir, que muchos de sus compatriotas o
correligionarios no desean que el proceso de paz en Colombia avance. Ahí se
vislumbra un acto maquiavélico orientado hacia, seguramente, las elecciones del
año 2018. ¿Qué clase de dirigentes políticos son esos? La respuesta queda en
¡entredicho! En un artículo anterior dije, que la paz era una política de
estado. Si estos gobernantes son los que van a ocupar el solio del poder, dónde
quedará esa política de estado; o se puede pensar, lo que también dije en otro
artículo, la paz es importante si yo la hago; de lo contrario es irrelevante; a
eso nos han llevado el partido mayoritario que en el Plebiscito por la paz en
Colombia el pasado dos (2) de octubre del año en curso votó “no”. Han dejado
entrever, que no estaban preparados para ganar, que la campaña de solicitud del
“no” era una mentira, que son egoístas, que no miran la viga en su propio ojo
sino en el ajeno, que no les interesa el campo colombiano; y por consiguiente,
las victimas del conflicto. ¿Cuántos de todos ellos, votaron por arrastre y no
por convicción? A eso se somete nuestro pueblo, seguir un individuo que
solamente le interesa el “yo”, perdón su “yo personal” y hace todo lo que sea
necesario por embaucar a ingenuos, que lo ven como un semidiós, pero es un
Satán con vestido de oveja.
Pero no nos podemos decir mentiras, los que votamos “si”
tampoco estábamos preparados en el caso de una hecatombe de pérdida como nos
ocurrió. Se nos vino el cielo encima y nos quedamos sin soluciones. También
habíamos, o habían los líderes de ese “si” dicho mentiras, que volveríamos a la
guerra, que esa guerra era dentro de las ciudades y araraca va y araraca viene
y así sucesivamente…. ¿En qué país vivimos?, nuestro país no está preparado
para lo ocurrido, porque nos fuimos al limbo, y sabrá cuánto tiempo vamos a
permanecer allí, sin solución.
Yo no sé por qué: si todo se hace en derecho, pues se
desbarata en derecho. Y sí hay que corregir, pues se corrige, quién dijo que algún
ciudadano tenía la última palabra, nadie; y la guerrilla y el gobierno tienen
que escuchar a toda la población así sea una utilidad pírrica, pero al fin
utilidad. No nos digamos mentiras, la paz es un proceso con todos y para todos.
Insisto en mi idea, para las conversaciones con otro grupo alzado en armas, el
gobierno debe aprovechar y nombrar en la mesa de negociación a aquellos
intrusos que se están oponiendo, para que las negociaciones perduren. ¡Esa es
la fácil!
Las Altas Cortes del país están analizando si las
declaraciones del director de campaña de aquel partido en el Plebiscito del dos
(2) de octubre, tiene razón; y de pronto sí porque para tapar esas
declaraciones, lo más absurdo que pudieron hacer, fue eliminar de sus filas
aquel que tiene valor civil de decir la verdad a costa de todo. Se abre
entonces una posibilidad de anular esa votación, y podría pensarse, en una
nueva convocatoria de la población, para que ratifique el “no” o en su defecto
aquellos sean derrotados definitivamente. Primero criticamos el valor de costo
de aquella confrontación, y ahora, nos exponemos a repetirla; es decir, gastar
más de lo que hicimos en la primera. Parodiemos el dicho popular “el perezoso
trabaja doble” aquí “el mentiroso paga doble” Estamos frente a
un verdadero mentiroso, que hace lo que sea posible, para distorsionar los
procesos. A estos lo llaman “salvadores”.
Durante toda la campaña, su llamado fue solamente de que se
votara “no”, pero no expusieron una solución alternativa, como se observa hoy,
no la tienen, se está diciendo “no” por decir “no”. Estamos frente a un
politiquero, perdón, un partido politiquero y populista, que su líder estuvo
ocho (8) años en el poder, y no cambió nada; fuera de hacer confrontación de
fuerza, porque el anterior gobierno le había dejado todo en bandeja de oro,
para modernizar sus fuerzas militares. Si después de que las modernizó no les
daba procesos de confrontación, ellos (los militares) se desanimarían.
Este desánimo es el que está sintiendo el pueblo de
Colombia, porque no hay claridad en la oposición, sino intereses personales.
Ese partido no piensa en los que han sufrido el problema de las confrontaciones
militares, sino en su propio interés. Esto no tiene perdón, a estos hay que
juzgarlos como si también fueran guerrilleros, porque son guerrilleros del
orden constitucional.
Colombia, en tus manos está darles su merecido y acabarlos
para siempre. Debo decir una cosa más, odian lo que al país le ha pasado con
respecto al premio Nobel de paz, no se sienten a gusto con que el presidente de
la república lo reciba a nombre de él y de las víctimas del conflicto. Si por
ellos fuera, ese premio se lo deberían haber otorgado a otro organismo fuera de
nuestra nación. Nuevamente surge el factor egoísmo y la no comunión con el
presidente actual que no lo aceptan como el líder colombiano, lo detestan; pero
no es para más, para todos ellos, el líder es su propio jefe, el maquiavélico
signado solamente en su propio “yo”. Ese partido deberá ser borrado de la faz
de Colombia, porque es un partido egoísta, falto de amor de patria, y
obviamente, faltos de amor a los que si han sufrido la guerra, los campesinos.
Este partido defiende a los terratenientes, a las
multinacionales, a los más poderosos, a todos aquellos que se congratulan con
la explotación del pueblo. ¡Ah otra cosa!: Están tristes porque no reciben
“mermelada”, la mermelada en dos sentidos: una en auxilios parlamentarios que
siempre han existido, y la segunda, en burocracia. ¡Porque si que tienen
burócratas!, comenzando por su propio líder.
21 de octubre de 2016
Elkin de Jesús Uribe Carvajal
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