Oh corazón que te dueles en la penumbra de la vida,
cuando deberías ser mi sostén en los momentos de
dificultad. ¿Por qué me abandonas sí yo te pertenezco?
huyes de mí como si yo fuera un pobre ser aislado
de todo vestigio donde tu habitas.
Oh corazón que estás en mí, el cuerpo no te olvida;
te recuerdo incesante porque eres mucho más de
este ser, casi que me abandonas sino te obedezco;
pues te has convertido para mí en un enamorado,
y en mi pecho, siento como palpitas.
21 de mayo de 2009