de grises se viste el cielo azulado.
La montaña de verde se cubre de blanco
y un contraste mustio genera encanto.
Matizase el agua de
lúgubres colores
y piérdele la sombra en
medio de las manchas.Genérale al alma momentos celestiales
al ver el horizonte fundirse con las aguas.
La barquilla quieta está atropellada
contra el madero que hace lo del ancla.Amarrada a ésta tan sólo habita,
a desplegar al aire en el mástil la vela,
lanzándola a la mar, de nuevo la marina.
10 de Diciembre de 1990
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