Llamado simplemente Odysseus. Nace en Iráklion, Creta, en 1911 y fallecido de repente en Atenas en 1996. Traductor griego, poeta y ensayista. Su poesía es una mezcla de surrealismo y denuncia social. Estudió Filología y Literatura en la Sorbona de Paris. En la segunda guerra mundial fue teniente en las filas contra la ocupación de italianos y alemanes. Premio Nobel en 1979. De su obra poética se destaca: El sol soberano, 1943; Dignum est, 1959; Seis y un remordimiento para el cielo, 1960; El monograma, 1971; Al oeste de la tristeza, 1995.
Premio Mediterráneo de poesía en 1988;
Honoris Causa de la universidad La Sorbona, Roma 1987 y universidad de Atenas
en 1987.
HACIA
UN PAIS LEJANO Y SIN PECADO MARCHO…
Ahora me acompañan ligeras criaturas
con auroras en el cabello boreales
y suave doradura en la epidermis.
Por las hierbas avanzo, con la rodilla como
proa
y mi aliento expulsa de la faz de la tierralos ovillos últimos del sueño.
Y los árboles marchan a mi lado, en contra de los vientos.
Grandes misterios veo y extraños:
Fuente, escondite de Elena.Tridente con Delfín, la señal de la Cruz.
Puerta blanca, la impía alambrada.
Por donde he de pasar glorioso.
Las palabras que me traicionaron, con bofetadasse hacen mirtos y palmas
que repican ¡Hosanna el que viene!
Como placer de frutas veo la privación.
Sesgados olivares con un poco de azul entre
los dedoslos años de la ira detrás de los barrotes.
Y playa ilímite, empapada en sortilegios de ojos bellos,
el fondo de la Marina.
Por donde puro marcharé.Las lágrimas que me traicionaron, con humillaciones
se hacen brisas y pájaros sin tarde
que repican ¡Hosanna el que viene!
hacia un país lejano y sin pecado ahora
marcho.SINUOSIDAD
En las franjas moradas del dolor
En las estatuas de la agonía
En los húmedos silencios
Hay un rostro
Tan a fondo extraído de las lágrimas
Tan incomprensible
Tan caliente en la mano que le hace señas
Otro rostro
Una visión con antorchas que rasga la desolación
A horcajadas la noche en sus cordilleras
Con estrellas como señales que se lanzaron con honda
Antaño desde la edad de su infancia
Y dan el buen viaje de la vida
Sobre las pendientes de la compasión.
Hay
Una tierna curva que al dolor adeuda
La aventura de su torrente de luz
Una lupa que une los errores
Como entrañas supinas que arrojó la suerte
Allí
Un buen -por la sombra que lo hechiza- muro
Forma un ángulo antes del llanto
Después llegan las tallas del desastre
Árboles con los únicos muebles de sus dedos
Con la única fe de su hablar desarraigado
Es bueno que no hablen aquellos que vivieron
Los demás sostienen lamentos en las manos
Corriendo más allá como alas imbautizables
Vivieron
Un pozo abre miedos tras cada una de sus esperanzas
Por qué ha de temblar este alambre
Este pájaro qué mirada ha de alimentar
Qué queremos
Hay
Un rostro apagado en cada telón de olvido.
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