He estado esperando nuevos instantes
para aliviar así la mala atmósfera.
He colocado puntos equidistantes
Copando el alma de nueva aurora.
¿Qué buen momento siento en esta hora
que el alma ilumina de algo brillante?.
Otro estado el espíritu ya no añora,
todo es paz, todo es cercano, todo es amable.
¿Qué mundo es éste, tan lindo e inmenso
que atrae todas las fuerzas hacia el amor?
yo no me cambio jamás en el universo,
pues tengo amplios el alma y el corazón.
Ya no me queda sino el instante de agradecerlo,
de arrodillarme y descubrirme delante Dios.
25 de febrero de 1985
Solo en la poesía se descubre la esencia de la existencia humana y la palabra adquiere el sentido primigenio que le fue robada por la razón instrumental.
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sábado, 16 de junio de 2012
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Se han escrito sobre grandes escritores biografías literarias muy elocuentes. Recuerdo la de Rodriguez Monegal sobre Borges y la de Saldivar sobre Gabo. Leyendo este poema, descubró que van dando mucho de lo que vives, la poesía nunca puede falsearse y cuando los leo ratifico esta sentencia.
ResponderEliminarPesoa es un autor emblematico, su vida se reconoce más en sus poemas que en sus extensas biografías.
que estaría viviendo Vallejo cuando escribio "los heraldos negros":
Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!
Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!