Seudónimo De Neftalí Ricardo Reyes
Basoalto, Chileno, nacido en Parral en el año 1904 y muerto en el año de 1973,
a la edad de los 69 años, su padre, obrero ferroviario de nombre José del
Carmen Reyes Morales; su madre, maestra de escuela de nombre Rosa Basoalto
Opazo, fallecida en los primeros años de nacimiento del poeta. En el año 1910,
su padre traslada la familia a Temuco y contrae de nuevo matrimonio con
Trinidad Candia Marverde. Mencionada con
el nombre de “Mamadre” por el poeta en sus obras “Confieso que he vivido” y
“Memorial de Isla Negra”. Isla Negra es el lugar donde Neruda fabricó su casa
de veraneo, y la bautizó como “Isla Negra” porque atisbó desde su morada una
piedra negra. Esta casa es conocida como Casa de Isla Negra, en esta hoy la Fundación Neruda creó un mausoleo, donde
yacen los restos del poeta y los de su esposa Matilde. Cuando Pablo Neruda
decidió irse para Isla Negra escribió: “El mar
me pareció mas limpio que la tierra por eso me vine a vivir en la costa de mi
patria entre las grandes espumas de Isla Negra”.
Estudió en el liceo de Temuco y
publica sus primeros poemas en el periódico regional La Mañana. En 1919 recibe
el tercer premio en los juegos florales de Maule con el poema Nocturno Ideal:
En 1921 se radica en Santiago de
Chile, para estudiar en la Universidad de Chile pedagogía en francés. Concursa
en la Fiesta de la Primavera y obtiene el primer premio con “La Canción de la Fiesta”:
La canción de la fiesta… Octubre, / premio/
de la primavera: / un pierrot de voz ancha que desata/ mi poesía sobre la
locura/ y yo, delgado filo/ de espada negra entre jazmín y máscaras/ andando
aún ceñudamente solo, / contando multitud con la melancolía/ del viento sur,
bajo los cascabeles/ y el desarrollo de las serpentinas.
Este poema se publica
posteriormente en la revista Juventud.
En 1923 se edita Crepusculario, esta palabra
no está en la Real Academia Española,
la palabra que se encuentra es (crepuscular:
1. Adj. Perteneciente o relativo al
crepúsculo. U. t. en sent. Fig.). El libro fue reconocido por los escritores: Alone, Raúl
Silva Castro y Pedro Prado. Una muestra de sus escritos: Esta iglesia no tiene lampadarios votivos, / no tiene candelabros ni
ceras amarillas/ no necesita el alma de vitriales ojivos/ para besar las
hostias y rezar de rodillas. /…..
Con Crepusculario están: Pantheos;
viejo ciego, llorabas; el nuevo soneto a Helena; sensación de olor; el castillo
maldito, entre otros.
En 1924 editorial Nascimento edita:
Veinte poemas de amor y una canción desesperada. El poema 20 bastante conocido
y declamado, es de gusto universal:
Puedo escribir los
versos más tristes esta noche. / Escribir, por ejemplo: “La noche está
estrellada, / y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”. / El viento de la
noche gira en el cielo y canta. / ….. Todavía
está la influencia del modernismo. Sólo hasta 1926, se rompe el paradigma
modernista y hay orientación hacia una intención vanguardista, que se muestra
en sus libros: “El habitante y su esperanza”; “Anillos” en colaboración con
Tomás Lagos y “Tentativa del hombre infinito”.
En 1926, El Habitante y su Esperanza:
Da la apariencia de ser una novela, pero no lo es, aquí hay prosa, es como un
relato con una característica muy especial, son relatos que pueden separarse y
al mismo tiempo hacer unidad: Se relatan las conmociones psicológicas chilenas,
especialmente su pasión. Lo que se quiere decir es que el hombre es el habitante,
actor-asistente, de su propia catástrofe. La esperanza es el nuevo día, el
sacudimiento de una postración negativa. He tomado el siguiente artículo de
Luis Iñigo-Madrigal, http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5734/1/ASN_07_06.pdf,
como soporte analizante de esta novela; también, la Antología General de Pablo
Neruda editada por la Real Academia Española ISBN: 978-84-204-0496-7.
En el mismo año, 1926, Se unen Pablo
Neruda y Tomás Lago y combinan sus prosas poéticas y esa edición la llamaron
Anillos, por lo de los enlaces de los estilos; en principio era un dedicatoria
a Alberto Rojas Jiménez, pero por la premura para la edición, olvidaron la
dedicatoria. Es una prosa limpia en donde se conjuga el campo, la tierra
humedecida por los aguaceros, la noche llena de revelaciones, etc. La prosa en
Pablo Neruda es muy escasa, cuando la acomete, la orienta más a lo poético.
Hay un libro que data de 1925, un año
antes de los dos anteriores, el cual se llama Tentativa del Hombre Infinito, es
quizás, el libro más importante de su poesía y el menos leído. Se tiene en
cuenta el año 1926 como los dos anteriores, porque fue el año en donde la
Editorial Nascimento de Chile, lo publicó. Este libro muestra el verdadero
lenguaje poético de Neruda y la constante renovación imaginativa. Cada verso es
un poema y en cada poema está estampado su sello. Son versos ilógicos y muchos
lectores tratan de puntuarlos, para encontrarles sentido; pero el poeta los
escribió sin puntuación. Es un libro que rompe los paradigmas de lo
estructurado hasta ese momento. Ejemplo de tal situación:
hogueras pálidas revolviéndose al borde de las noches…
/árbol de estertor candelabro de llamas viejas… /el crepúsculo rodaba apagando
flores… /oh matorrales crespos donde el sueño avanza trenes… /tenías en secreto
un muerto como un camino solitario… /descienden las estrellas a beber el
océano… / oh los silencios campesinos claveteados de estrellas… / … los peces
móviles como tijeras…
[Canticoprimaveral hace sus interpretaciones, que son únicas; puesto que cada cual, puede hacer lo propio: La juventud se apaga con la senectud./ Ser que no se renueva envejece./lo viejo rueda apagando lo nuevo./ Vida enmarañada arrastra dificultades./ La reserva individual te deja en soledad./ El proceso de vida es como la mar./ Campesinos colmados de ilusiones./ Todos en movimiento pero estáticos].
No tiene la gracia de Escapulario ni el romanticismo de los veinte poemas ni el delirio cósmico de hondero; pero participa de todos ellos haciéndose total.
No tiene la gracia de Escapulario ni el romanticismo de los veinte poemas ni el delirio cósmico de hondero; pero participa de todos ellos haciéndose total.
Para ilustración de los lectores traigo a colación
algunos términos de los diferentes movimientos poéticos que se han mencionado
esta vez:
Modernismo: Es una corriente de renovación artística
desarrollada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Vanguardismo: Es un movimiento poético muy amplio con
muchas vertientes que empieza su desarrollo en el primer tercio del siglo XX, y
cuyo objetivo es, la experimentación o innovación en las artes, la cultura y la
política. En Francia se llamó “Avant-Garde”. Los ismos que nacieron entre otros
son: futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, surrealismo, etc. En
Colombia, hubo un ismo: Nadaísmo, usado por el poeta criollo Gonzalo Arango en
1958, como un movimiento literario de protesta social. También toco el tema del
Ultraísmo, que se inicia en España y Argentina en oposición al Modernismo y a
la Generación del 98, el opositor más importante fue Jorge Luis Borges.
Seguramente vendrán más “ismos” que se tienen que cotejar en el instante en el
cual aparecen y estemos en su crítica literaria.
Este gran poeta Chileno, lo mejor que
le pudo haber pasado a él y a su país, es el recibimiento del premio Nobel de
Literatura en 1971.
Su obra es amplísima, casi toda está
contenida en libros, mencionaré algunos: Anillos; Arte de Pájaros; Canción de
Gesta; Canto General; Confieso que he Vivido; Crepusculario; Cien Sonetos de
Amor; El Habitante y su Esperanza; El Mar y las Campanas; España en el Corazón;
Fin del Mundo; La Barcarola; La Rosa Separada; Residencia en la Tierra;
Tentativa del Hombre Infinito; Tercer Libro de las Odas; Veinte Poemas de Amor
y una Canción Desesperada; Una Casa en la Arena; etc.
De Pablo Neruda se pueden llenar
muchas cuartillas de textos, analizando una a una, cada poesía o cada prosa,
que su calidad nos regaló; y aunque aquí no se menciona, su vida diplomática,
también le he de tildar como un líder en este menester.
Cántico Primaveral seleccionó:
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
LA CANCIÓN DESESPERADA
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trisó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
LA CANCIÓN DESESPERADA
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trisó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
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