
Amada mía, abrázame en tu regazo,
quiero sentir el tic tac de tu corazón;
desplegar las velas de mi pasión
embriagándome con el fuego de tu solazo.
Ah... ¡Que alegría! Sentirte mía
después de tantos años de convivir.
Esto se llama edad de bienvivir
por eso mi canto es de aljamía.
Cada día te observo más y más...
Engolosinándome con tu embarnecer
que al agarrarte me hace enloquecer,
sintiendo un cuerpo fuerte por doquier
con belleza ya y con ternura quier
pues nunca tu delicadeza es demás.
14 de enero de 2006
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