
Voy confundiéndome con las montañas
al recorrer caminos y vertientes
en el peregrinar que se incia en las mañanas,
al encender las llamas del corazón, las gentes.
Arróbame impulsado al tenor
de bellas notas que gorjean los jilgueros;
ellos les cantan a la alegría y al amor,
se inclinan con devoción y salen en vuelos.
18 de septiembre de 1990
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