
Tímida huye la nocturna niebla
al paso lento de la luz naciente;
y un dulce gorgeo de aves se siente
cuando empieza a clarear el día.
Fulgurante entra en escena
la vasta ciudad que antes dormía;
dejando de lado la estela sombría
para iniciar de nuevo la faena.
El sol calienta y el ruido irrumpe,
al entretejerse las gentes en la rúa
en el ir y venir hacia su ágora.
Se inicia entonces la peregrinación,
otorgado al creador como oblación
al raudo vagar de la peregrinación.
Medellín, 21 de octubre de 1991