Su nacimiento, algunos historiadores dicen que fue en el
municipio de Yarumal; otros en cambio, dan
a Medellín como su patria chica, Antioquia, en el año 1874 y muere en Medellín
en 1943. Cultivador de las letras; tanto en las revistas, como en las tertulias
literarias. Fundó la revista Alpha, que tuvo siete años de vida. Le apodaban
“el negro Cano” como retribución a su caballerosidad y simpatía. Fue miembro
correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Su profesión librero, y
en su establecimiento, se reunía la intelectualidad Antioqueña. Un amigo, me contó, que la librería del Negro Cano fue fundada en 1948 por Avelino Ríos Llano, comerciante, el cual le colocó el nombre de LA CIGARRA; además, me dijo que se la había vendido a una persona alta, delgada, morena; concluí que era El Negro Cano, porque fue una persona alta, morena y pudo haber engrosado. De todas maneras, excelente
traductor de poetas extranjeros, entre los que se cuenta, Haraucourt, Víctor
Hugo, DÁnnunzio, y también poetas
árabes. Dirigió algunas publicaciones como “Literatura y Arte”; “Colombia”;
“Vida Nueva” y obviamente “Alpha” donde escribían los literatos antioqueños de
principio de siglo.
Se puede mencionar de su obra: Madrigales y otros poemas;
Rimas Moriscas (versión de poemas árabes); canto a Medellín; árbol muerto; Amor
de Caridad, etc.
Lírico, espontáneo y de facilidad para la versificación,
demostrado en sus composiciones de madrigales (Composición
poética breve formada por un número indeterminado de versos heptasílabos y
endecasílabos distribuidos al arbitrio del poeta; la rima es consonante y puede
quedar algún verso suelto).
En el año 1935 se editó un libro en donde se recopilaron todos sus madrigales,
se llamó: Madrigales de amor y otros
poemas. Su composición son pulcras y diáfanas, que le asignaron un puesto
de honor entre los buenos poetas de Colombia.
Utilizó los
seudónimos de “Gutiérrez de Cetina o Rodríguez María o doña Blanca de los Ríos.
Dijo el Español
Francisco Villaespesa que Antonio José Cano: “Para Medellín, el poeta
Cano es algo esencial en su peculiarísima fisonomía. Es el alma misma de la
ciudad, hecha color, música y línea. Alma clara, armoniosa, sencilla, que sabe
orquestar maravillosamente los más nobles sentimientos y los más redentores
ideales, en versos de admirable espontaneidad y de una corrección perfecta de
forma. Pensar alto, sentir hondo y hablar claro, el famoso credo poético campo
amorino, tiene en el autor de las inimitables Rimas Moriscas su devoto más
ferviente. No busquéis en su arte sobrio y puro las pomposas complicaciones
verbales que constituyen la única espejeante sugestión de los novísimos poetas.
Pero a cambio de esta vanidad exterior, de este oropel cascabelero y llamativo,
hallareis la emoción sincera, inagotables tesoros de belleza espiritual”.
También se
batió en la prosa con su poema franciscano “Amor de Caridad”. Fue en su
librería, lugar de su trabajo permanente, en donde la diversidad de autores
alimentó su espíritu con las páginas más exquisitas de la lengua Castellana;
por eso sus versos conservan el equilibrio de
los clásicos y de los modernistas, y se consolida como un vate de
selección.
María Luisa
Restrepo Arango en su libro EN BUSCA DE UN IDEAL. LOS INTELECTUALES ANTIOQUEÑOS
EN LA FORMACIÓN DE LA VIDA CULTURAL DE UNA ÉPOCA 1900 – 1915, en la página 119
se lee: “… La Tertulia del Negro Cano constituyó
otro ejemplo, bastante representativo por cierto, de esa búsqueda –no institucional-
por fomentar un ambiente cultural más abierto y dinámico. Fue llamada por
Francisco Villa López ‘la antesala de Medellín’ y nació en el año 1907, en la recién
fundada Librería de Antonio J. Cano, situada en el cruce de la calle Colombia
(50) con la Carrera Carabobo (52), en la planta baja del edificio Duque; allí: Luego de las diarias tareas, cualesquiera que fuesen: sin
actas firmadas y a firmar, sin #orden del día”, sin solicitudes de admisión […]
y eran los “Jacobes” patriarcas y los Benjamines, con voz y voto entre los
abogados e ingenieros, arquitectos y albañiles, poetas maduros y aspirantes, periodistas
y lectores del último libro llegado y el reciente leído para comentarlo; no
importa que fuese entre políticos serenos y constructivos, alejados de mentiras
y ordinarias ambiciones. Llena estaba la Tertulia de todo cuanto inquietara en
felices días este medio nuestro, de apacibles costumbres pero de imaginación
que saboreamos con deleite […].
La Tertulia del Negro
Cano tuvo sus raíces en el Sofá Republicano, centro de carácter político,
fundado por Carlos E. Restrepo, Juan Pablo Gómez Ochoa, Clodomiro Ramírez,
Tomás O. Eastman, Tomás Quevedo Alvarez, José Manuel Arango, Alejandro y
Libardo López, Félix Betancourt y Antonio J. Cano. Poco a poco el ambiente
político del Sofá fue cediendo espacio a las nuevas preocupaciones por la literatura,
el arte y la cultura; fueron llegando entonces nuevos miembros, entre ellos Efe
Gómez, Nepomuceno Jiménez, Emilio Jaramillo, Alfonso Castro, Alejandro Vásquez
y Pacho Díaz Granados, seguidos por otros jóvenes como Horacio Franco, Joaquín
G. Ramírez, Samuel Moreno Olano y Jaime Ramírez Gaviria; también asistían León
de Greiff, Jesús Restrepo Olarte, Carlos Mejía, Ángel (Ciro Mendía), Félix
(Pepe) Mejía Arango y Francisco Villa López. Contaban, además, con las visitas
ocasionales de amigos que vivían en otras ciudades como el profesor López de
Mesa, Luis Eduardo y Agustín Nieto Caballero, Barba Jacob y Germán Pardo
García, que llegaban de Bogotá y México; de Marco Tobón Mejía que llegaba de
Santa Rosa de Osos o de París; de Francisco Villaespesa, de Federico García
Sanchiz y de artistas y conferencistas de todas partes.
En aquella Tertulia
encontraban cabida los temas y problemas más significativos del momento: el debate en torno a la historia política, la búsqueda de una
expresión literaria propia; las
inquietudes artísticas encontraron en ella un cálido espacio. Francisco A. Cano
entusiasmó desde la Tertulia la creación de una Escuela de Arte. Marco Tobón
Mejía propugnó sus teorías modernistas, Carlos E. Restrepo instruyó sus tesis republicanas,
Tomás Carrasquilla sostuvo su discusión contra el modernismo, Efe Gómez
satirizó el comportamiento antioqueño y Alfonso Castro ambientó su temática
urbana”.
Esto es un
texto maravilloso de la historia literaria del departamento de Antioquia y un
crédito a la labor desempeñada por el Negro Cano desde su profesión y desde su
lugar de trabajo; cuando se está rodeado de tanta cultura y se participa sin
límite, se puede decir, que su pluma dejó, deja y dejará huella, para esta
historia grande y altanera.
Dejo estos dos links, para que se coteje lo que se ha venido diciendo de El Negro Cano y su librería:
PANAL
Por aquí paso
un tropel
de abejas maravillosas,
alegres y
bulliciosas
que sin saber
para quien
en sus retozos
traviesos
al pasar dejan
caer
unas gotas de
la miel
de que están
hechos los besos
Amiga
desconocida:
yo te ofrezco
este panal
que es la
fuente de la vida,
y las que el
néctar te dan.
¡Son las musas
generosas
que van regando
su miel,
como dan el
rosal sus rosas
sin que sepan
para quién.
MADRIGAL QUE
HIZO DIOS
Madrigal que
hizo Dios en primavera,
y, como tal,
hechura refulgente:
al valle
descendió, fugaz viajera,
reina de los
jardines del oriente.
Ave que al
emigrar, de sus orillas
trajo de los
edenes los despojos:
mucha savia
ardorosa en las mejillas,
y el sol de
medianoche entre los ojos.
Pronunciase en
su faz, con trozos vivos
la fuente de
Juvencio, que provoca
formando
hoyuelos de pasión: furtivos
besos que no
acertaron a su boca.
Tal armonía y
tal hechura viendo
complacido el
Aeda Omnipotente
-brilla– le
dijo, y le arrojó sonriendo
¡un rimero de
estrellas en la frente!
LA ALONDRA
Así eres tú y
así es el arte: cantan
en el placer y
en el sufrir; en horas
de desengaño o
de pasión, levantan
su trino de
cristal en las auroras
o en el paso
tremendo de la noche,
así como la
alondra
trinando en el
salón o en la cabaña,
derrama su
derroche
divino en las
doradas
rejas o en la
amplitud de la montaña;
¡Alondra
trasplantada,
en risas y en
sonrisas encendida
tu divino
tesoro amante vierte,
-que diluye el
amargo de la vida-,
que retarda la
prisa de la muerte!
El negro Cano murió en 1942, ¿ cómo compró su librería en 1948? En su librería se fundó la famosa TERTULIA DEL NEGRO CANO . Estas fechas no coinciden: mis abuelos asistían a ella y el último se murió en 1945
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