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lunes, 23 de abril de 2012


SUTIL CASTELLANO

         Homenaje al paladín de la lengua castellana

Nació en Alcalá de Henares España, el 29 de septiembre de 1547
Fallece en Madrid, España, el 22 de abril de 1616 y enterrado el 23.
Se le ha llamado el "Principe de los genios"

El Quijote de la Mancha fue tu sello,
impronta impuesta al Castellano;
para antiguos, presentes y futuros
dejaste huella.
Y sobre esa amplia lápida
quedó escrito el epitafio:
Aquí yace Miguel de Cervantes Saavedra.

Medellín, 23 de abril de 2012

jueves, 19 de abril de 2012

OCHENTA AÑOS DE GORDAS

Homenaje a los 80 años
del maestro Fernando Botero Angulo:

Más que Escultor, poeta.
Cualquier manifestación del arte,
es una poesía.
Fernando Botero; no solamente,
es escultor, pintor, prosista; es poeta.
Es de Colombia otro Gabo;
no por la prosa de Cien Años de Soledad;
sino, por Ochenta Años de Gordas.

Medellín, 01 de abril de 2012

sábado, 14 de abril de 2012

JOSE MARIA GABRIEL Y GALAN


Nace en Frades de la Sierra España en 1870. Hijo de campesinos cultivadores de la tierra y la ganadería. Sus primeras letras las harían en su tierra natal y luego, pasa a la capital Salamanca donde prosigue sus estudios y escribe sus primeros versos.
En 1888 obtiene el título de maestro de escuela y lo envían al pueblo de Guijuelo cercano a su tierra natal, luego lo trasladan a Madrid para estudiar en la Escuela Normal Central para proseguir a Piedrahita (Avila) en donde se dedica a la pedagogía. De sus cartas a los amigos se conoce que se firmaba con el seudónimo de “El Solitario”, parecía un hombre melancólico y sensible al mundo que lo rodeaba. Muy religioso por la influencia de su madre y así fueron sus primeros poemas.
En 1897 contrae matrimonio con Desideria, abandona Piedrahita, su dedicación de maestro y se establece en Guijo de Granadilla como director administrador de una Dehesa denominada “El Tejar” de propiedad del tío de la esposa.
Se dedica al cultivo del campo y del alma. Escribe poemas relacionados con su desempeño y reflejos a las comunidades trabajadoras de la dehesa.
En 1898 nace su primer hijo, Jesús, inspirándole la poesía “El Cristu Benditu” con la que se inician sus famosas extremeñas en las que el empleo de la lengua vernácula, “el castúo”, aroma y vivifica la musa poética. En ese poema se refleja la lúgubre niñez y juventud y la alegría que experimentó con su nuevo empleo y el nacimiento de su hijo.
En 1901 nace su segundo hijo y en ese mismo año en septiembre, la universidad de Salamanca lo invita a una celebración de juegos florales, el cual se presenta con su poesía titulada “El Ama”, preside Miguel de Unamuno. En el poema describe la vida de su madre ya desaparecida y el 15 de ese mismo mes, se le entrega el premio a su poesía. Nace una correspondencia entre Unamuno y Gabriel y Galán. Este fue el punto de partida para publicar su primer libro de poesía “Castellanas” y luego “Extremeñas” y “Nuevas Castellanas”.
En 1902 triunfa en los juegos floreales de Zaragoza, luego en Murcia, Lugo y Sevilla. En 1903 es condecorado como “Hijo Adoptivo” de Guijo de Granadilla y Gabriel y Galán prepara la poesía titulada “Solo para mi lugar”.
En 1904 es homenajeado en Argentina por su poesía "Canto al trabajo".
Los poemas escritos basados en la vida de los sencillos pobladores de las dehesas, Luis Buñuel, Español – mexicano, los retrata en su film “Tierra sin pan”
El 6 de enero de 1905, con 35 años no cumplidos, muere de pulmonía el maestro.
Su obra: El ama, la pedrada, mis vaquerillos, ¿qué tendrá?, elegía, los pastores de mi abuelo, dos paisajes, invitación, castellana, a un rico, la galana, cuentas del tío mariano, a cándida, etc.

EL AMA

I

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!
Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mi tierra!
¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!
Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
que no pudo soñar ningún poeta.
¡Oh, cómo se suaviza
el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven,
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa se interesan,
y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo toda la mujer discreta.
La vida en la alquería
giraba en torno de ella
pacífica y amable,
monótona y serena...
¡Y cómo la alegría y el trabajo
donde está la virtud se compenetran!
Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
y cantaba en los valles el vaquero,
y cantaban los mozos en las tierras,
y el aguador camino de la fuente,
y el cabrerillo en la pelada cuesta...
¡Y yo también cantaba,
que ella y el campo hiciéronme poeta!
Cantaba el equilibrio
de aquel alma serena
como los anchos cielos,
como los campos de mi amada tierra;
y cantaba también aquellos campos,
los de las pardas, onduladas cuestas,
los de los mares de enceradas mieses,
los de las mudas perspectivas serias,
los de las castas soledades hondas,
los de las grises lontananzas muertas...
El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos
del cielo y de la tierra.
¡Qué placido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!
La brisa de la tarde
meneaba, amorosa, la alameda,
los zarzales floridos del cercado,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
¡Monorrítmica música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!
La gaita del pastor en la colina
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas de monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.
La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor, mansas las penas,
austeros los placeres,
raigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia.
¡Qué deseos el alma
tenía de ser buena
y cómo se llenaba de ternura
cuando Dios le decía que lo era!

II

Pero bien se conoce
que ya no vive ella;
el corazón, la vida de la casa
que alegraba el trajín de las tareas,
la mano bienhechora
que con las sales de enseñanzas buenas
amasó tanto pan para los pobres
que regaban, sudando, nuestra hacienda.
¡La vida en la alquería
se tiñó para siempre de tristeza!
Ya no alegran los mozos la besana
con las dulces tonadas de la tierra,
que al paso perezoso de las yuntas
ajustaban sus lánguidas cadencias.
Mudos de casa salen,
mudos pasan el día en sus faenas,
tristes y mudos vuelven
y sin decirse una palabra cenan;
que está el aire de casa
cargado de tristeza,
y palabras y ruidos importunan
la rumia sosegada de las penas.
Y rezamos reunidos el rosario
sin decirnos por quién..., pero es por ella,
que aunque ya no su voz a orar nos llama,
su recuerdo querido nos congrega,
y nos pone el rosario entre los dedos
y las santas plegarias en la lengua.
¡Qué días y qué noches!
¡Con cuánta lentitud las horas ruedan
por encima del alma que está sola
llorando en las tinieblas!
Las sales de mis lágrimas amargan
el pan que me alimenta;
me cansa el movimiento,
me pesan las faenas,
la casa me entristece
y he perdido el cariño de la hacienda.
¡Qué me importan los bienes
si he perdido mi dulce compañera!
¡Qué compasión me tiene mis criados
que ayer me vieron con el alma llena
de alegrías sin fin que rebosaban
y suyas también eran!
Hasta el hosco pastor de mis ganados,
que ha medido la hondura de mi pena,
si llego a su majada
baja los ojos y ni hablar quisiera;
y dice al despedirme: «Ánimo, amo;
"haiga" mucho valor y "haiga paciencia"...»
Y le tiembla la voz cuando lo dice
y se enjuga una lágrima sincera,
que en la manga de la áspera zamarra
temblando se le queda...
¡Me ahogan estas cosas,
me matan de dolor estas escenas!
¡Que me anime, pretende, y él no sabe
que de su choza en la techumbre negra
le he visto yo escondida
la dulce gaita aquélla
que cargaba el sentido de dulzura
y llenaba los aires de cadencias!...
¿Por qué ya no la toca?
¿Por qué los campos su tañer no alegra?
Y el atrevido vaquerillo sano,
que amaba a una mozuela
de aquellas que trajinan en la casa,
¿por qué no ha vuelto a verla?
¿Por qué no canta en los tranquilos valles?
¿Por qué no silba con la misma fuerza?
¿Por qué no quiere restallar la honda?
¿Por qué esta muda la habladora lengua
que al amo le contaba sus sentires
cuando el amo le daba su licencia?
« ¡El ama era una santa!»...,
me dicen todos cuando me hablan de ella.
«¡Santa, santa!», me ha dicho
el viejo señor cura de la aldea,
aquel que le pedía
las limosnas secretas
que de tantos hogares ahuyentaban
las hambres y los fríos y las penas.
¡Por eso los mendigos
que llegan a mi puerta
llorando se descubren
y un padrenuestro por el «ama» rezan!
El velo del dolor me ha oscurecido
la luz de la belleza.
Ya no saben hundirse mis pupilas
en la visión serena
de los espacios hondos,
puros y azules, de extensión inmensa.
Ya no sé traducir la poesía,
ni del alma en la médula me entra
la inmensa melodía del silencio
que en la llanura quieta
parece que descansa,
parece que se acuesta.
Será puro el ambiente, como antes,
y la atmósfera azul será serena,
y la brisa amorosa
moverá con sus alas la alameda,
los zarzales floridos,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
Y mugirán los tristes becerrillos,
lamentando el destete, en la pradera,
y la de alegres recentales dulces
tropa gentil escalará la cuesta
balando plañideros
al pie de las dulcísimas ovejas;
y cantará en el monte la abubilla,
y en los aires la alondra mañanera
seguirá derritiéndose en gorjeos,
musical filigrana de su lengua...
Y la vida solemne de los mundos
seguirá su carrera
monótona, inmutable,
magnífica, serena...
Mas ¿qué me importa todo,
si el vivir de los mundos no me alegra,
ni el ambiente me baña en bienestares,
ni las brisas a música me suenan,
ni el cantar de los pájaros del monte
estimula mi lengua,
ni me mueve a ambición la perspectiva
de la abundante próxima cosecha,
ni el vigor de mis bueyes me envanece,
ni el paso del caballo me recrea,
ni me embriaga el olor de las majadas,
ni con vértigos dulces me deleitan
el perfume del heno que madura
y el perfume del trigo que se encera?
Resbala sobre mí sin agitarme
la dulce poesía en que se impregnan
la llanura sin fin, toda quietudes,
y el magnífico cielo, todo estrellas,
y ya mover no pueden
mi alma de poeta,
ni las de mayo auroras nacarinas
con húmedos vapores en las vegas,
con cánticos de alondra y con efluvios
de rociadas frescas,
ni éstos de otoño atardeceres dulces
de manso resbalar, pura tristeza
de la luz que se muere
y el paisaje borroso que se queja...
ni las noches románticas de julio,
magníficas, espléndidas,
cargadas de silencios rumorosos
y de sanos perfumes de las eras;
noches para el amor, para la rumia
de las grandes ideas,
que a la cumbre al llegar de las alturas
se hermanan y se besan...
¡Cómo tendré yo el alma,
que resbala sobre ella
la dulce poesía de mis campos
como el agua resbala por la piedra!
Vuestra paz era imagen de mi vida,
¡oh campos de mi tierra!
Pero la vida se me puso triste
y su imagen de ahora ya no es esa:
en mi casa, es el frío de mi alcoba,
es el llanto vertido en sus tinieblas;
en el campo, es el árido camino
del barbecho sin fin que amarillea.
Pero yo ya sé hablar como mi madre
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
« ¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»

sábado, 31 de marzo de 2012

TU PRESENCIA


En la profundidad
De la soledad de mi silencio,
Mi alma está rebosada
De tu presencia.

Medellín, 25 de marzo de 2012

sábado, 24 de marzo de 2012

DIOGENES A. ARRIETA


Nace en San Juan de Nepomuceno en el departamento de Bolívar, el 14 de agosto de 1849y muere en Caracas en 1889. Hizo estudios primarios en su pueblo natal, los segundarios en Cartagena y Barranquilla, y los profesionales de Jurisprudencia en la Universidad Nacional y el colegio El Rosario.

De amplios estudios históricos, filosóficos y lingüísticos, que le permitieron en compañía con Miguel Antonio Caro, Rufino José Cuervo, Rafael Reyes, Rafael María Carrasquilla, Jorge Isaac, Marco Fidel Suarez, Juan de Dios Uribe, José María Vargas y Arturo José Restrepo, producir la Constitución de 1886.

Colaboró con los siguientes periódicos: “El Tolerante”, “La Opinión Liberal”, “El Elector Popular”, “La Política y la Nueva Alianza” y “La Federación”. En Caracas fue Redactor – jefe de “El Siglo”.

Su Obra: Ensayos Literarios, Colombianos Contemporáneos, Discursos, Poesías, La Regeneración, El Congreso colombiano de 1878, ensayo Biográfico sobre el Dr. Juan Pablo Rojas Paul y Recuerdos de Venezuela.

Ocupó los cargos: Diputado y Presidente de la Asamblea de Cundinamarca, Secretario de Gobierno y Hacienda del mismo departamento, Secretario de Instrucción Pública de Santander, Secretario del Senado, Senador por Cundinamarca y por Santander, Profesor de Filosofía e Historia Universal en la Universidad Nacional de Colombia. En Venezuela fue representante al Congreso, Ministro de Fomento y miembro de la Academia de Historia.

Como poeta tuvo la inspiración de los grandes cantores del romanticismo francés y la inspiración de un hijo legítimo de Apolo. En su poesía se nota la influencia de Núñez de Arce, Víctor Hugo, Bécquer y Bernardino de Saint-Pierre.

Expresa en la introducción que hace en su libro de poesías: “Este libro no es para aquellas personas que han vivido al pie de los altares, con la rodilla en la tierra y los labios llenos de invocaciones religiosas. Es un libro de lucha reñida con el despotismo religioso y filosófico de las escuelas ultramontanas.”

En 1865 sale de su tierra natal, a hurtadillas, por relaciones amorosas con su prima Conchita Bustillo Castrillón –su primer amor-. En camino al forzado exilio, en la loma “la Peñata”, Arrieta divisa su tierra natal e irrumpe en llanto y se inspira:

Desde el camino, al coronar el monte,
volví a mirar: desierto el horizonte
y triste estaba y me senté a llorar…
Mientras en el jardín, hoy ya sin flores,
donde nacieron “ay” nuestros amores
llorabas tú también sin sollozar.

Adán y Eva al dejar el paraíso
salieron juntos; el destino quiso
dejar consuelo al perseguido amor.
Niña, más duro fue nuestro destino:
Yo te llamaba solo en mi camino
Tu me llamabas sola en tu dolor.

Y Adán por su pasión fue delincuente:
Y mi amor para ti, siendo inocente,
castigo más tremendo mereció.
Del hombre, ser pequeño y miserable,
la cólera es más fiera e implacable
que la justicia y cólera de Dios.

Cinco años después, regresa graduado en Derecho y la encuentra casada, rememora el bardo toda la historia de esa pasión contrariada:

Hoy en la soledad de tus congojas
con llanto amargo, reprimido, mojas
las cortinas del lecho conyugal.
Y te consume, al par que te atormenta,
esa tisis del alma, fiebre lenta
que tiñe el rostro de color mortal.

La miel de tu himeneo son las penas;
Y esos eternos lazos son cadenas
que tu llanto jamás podrá romper,
y el lecho de tu esposo donde a solas
te acaricia, es el ara en que le inmolas
resignada, tu afecto a tu deber.

Ven a mis brazos, pues a tus mejillas,
a tus facciones yertas y amarillas
mis labios volverán a dar calor;
y tu alma muerta vivirá tan luego
como la bañe el generoso riego
de nuestro antiguo desgraciado amor…

oh, “no”… no vengas; huye de mis brazos;
del matrimonio los eternos lazos
conserven del deber la santidad.
De tus congojas la cicuta bebe;
felicidad que a la traición se debe,
asusta la conciencia criminal.

Sufre, pues y estrecha resignada,
Al pensar en tu suerte infortunada,
de tu destino la tremenda cruz:
hay reposo después de la agonía,
huye la noche y aparece el día,
detrás de las tinieblas viene luz.

martes, 6 de marzo de 2012

CIEN AÑOS DE SOLEDAD Y UN DIA



Homenaje de canticoprimaveral en el cumpleaños
85 del autor de Cien Años de Soledad, Gabo,
Gabriel García Márquez


¡OH Quijote, Sancho y Dulcinea!
Abolengo de familias y de razas,
Hiciste de la guerra una ginea,
Mientras el ejército…, era de aspas.


Cien años de soledad, es génesis
Converso al Quijote Americano.
Gabo es a Cervantes exégesis,
el Quijote a las obras el decano.


Aracataca: Macondo y los Buendía
Expiran por desarrollo y las tespíades.
Su existencia llega a menoscabo,


Según los pergaminos de Melquíades.
De Miguel de Cervantes y de Gabo:
Cien Años de Soledad y un día.


Medellín, 30 y 31 de marzo y 1º y 2 de abril de 2007

sábado, 3 de marzo de 2012

JOSÉ GAUTIER BENÍTEZ



Poeta puertorriqueño, nace en 1848 y fallece en 1880, a los escasos 32 años. Es el más alto exponente del pos romanticismo de Puerto Rico. Algunos lo llaman el Bécquer puertorriqueño por su contenido, técnica, métrica y versificación.
También se distinguió un alto exponente del pre modernismo hispanoamericano por su estilo, sentimiento y fina dicción.
Viaja a España y se alista a la carrera militar, pero no la ejerce. La lejanía con su tierra natal lo inspira a escribir poemas de Puerto Rico.
Fue lírico. Cantó a la amistad, al amor, a la patria y a la muerte.
Poemas de José Gautier: Puerto Rico, Un encargo a mis amigos, El manzanillo, La Barca, Oriental, Insomnio, Un Sueño, El Poeta, Como Tú Quieras, Deber De Amar, Ella Y Yo, Los Ojos De T., Las Aves De Paso, Zoraida, Redención, etc.
UN SUEÑO

Soñé que la mujer a quien adoro
con infame perjurio me engañaba
y a otro amante feliz, le abandonaba
de su amor el bellísimo tesoro.

Soñé que apasionado, que sonoro
su beso en otra boca resonaba
y aunque el sueño mis párpados
cerraba los abrían las fuentes de mi lloro.

Si en el drama futuro de mi vida
tan inmenso dolor me está esperando
que la muerte de mí compadecida

antes me brinde su reposo blando
porque más que la tumba me intimida
mirar despierto lo que estoy soñando.



REDENCIÓN

Cuando uno muere, en la tumba
se queda encerrada el alma,
hasta el día que en la losa
rueda de amor una lágrima.

El sol el llanto evapora,
y en el vapor, a las altas
regiones del cielo asciende
tranquila y feliz el alma.

¡Triste de aquel que en su muerte
ninguna lágrima arranca!
¡No tiene quien lo redima
ni quien liberte su alma!

SENDEROS PRIMAVERALES

  Fuente Escondida Iba recorriendo senderos primaverales una tarde florida… Cuando en una fuente escondida hallé, en ensortijados de e...